jueves, 11 de junio de 2009

INDIFERENCIA ANTE INDIGENAS: UNA ANTIGUA HISTORIA QUE SE REPITE EN PERU

Recientes choques entre indígenas y la policía con saldo de 34 muertes en Perú se explican por una visión estatal que considera la Amazonía como un lugar para extraer riquezas y desalojar a quienes allí viven, que recuerda la era de la explotación del caucho hace más de 100 años, opinó una experta en temas amazónicos.
Ada Chuecas, presidenta del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica en Lima, estimó que Perú es un país "fragmentado" cuyas autoridades no tienen en cuenta que el país debe ser visto como "pluriétnico, pluricultural y multilingüe".
"Pero se niega todo eso y se considera a los indígenas como salvajes y terroristas cuando plantean la defensa de su cultura", añadió la experta.
Chuecas recordó que hace más de cien años, a fines del siglo XIX e inicios del XX, se produjo el boom del caucho que causó más de 50.000 muertos entre los indígenas huitotos en la selva nororiental peruana "por una idea del desarrollo venida desde afuera que causó muerte y no generó desarrollo".

Según la antropóloga "ahora pasa exactamente lo mismo, la visión de la Amazonía no ha cambiado; esa visión considera esa zona como un lugar vacío, del que hay que extraer sus riquezas y donde hay que desalojar a los que viven ahí porque no tienen ningún valor".
La fiebre del caucho se caracterizó por la llegada al nororiente peruano de colonizadores que amasaron grandes fortunas con la extracción, pero que llevaron violencia y criminalidad que causaron un choque cultural que desembocó en torturas, esclavitud y masacres contra la población indígena, un fenómenos que se replicó en Colombia y Brasil.
Chuecas describió a los indígenas como un pueblo guerrero que enfrentó a los conquistadores españoles hace más de 500 años y que antes resistieron la invasión del imperio de los Incas.
La población nativa en el nororiente, protagonista de los choques con la policía la semana pasada, está formada en su mayoría por indígenas de la etnia awajun o aguarunas que pertenece a la familia de los jíbaros o reducidores de cabezas.
"Es un pueblo aguerrido con una identidad cultural muy fuerte", explicó la estudiosa al señalar que los nativos están muy vinculados a su hábitat donde desarrollan su cultura, de manera que cualquier agresión externa la consideran como "una amenaza a su supervivencia".
No obstante esa tradición guerrera, los indígenas "no son salvajes, están dispuestos al diálogo y es mentira que se opongan al desarrollo, siempre que éste sea propuesto como un modelo que respete su cosmovisión y con un aprovechamiento sostenible de los recursos amazónicos", aclaró.
Existen 65 etnias amazónicas que significan una población de unos 400.000 indígenas de doce familias lingüísticas, organizados en base a las cuencas de los ríos selváticos, que tienen como líderes a los "apus" o jefes de las comunidades.
La particularidad de esta estructura es la presencia de los ancianos que son personajes respetables sin cargos formales pero que "tienen la autoridad moral y que resumen la sabiduría y tradición indígena", precisa la antropóloga.
Los dirigentes nacionales son sólo depositarios de los mandatos y directivas que reciben de los apus y de los ancianos, que son finalmente los que toman las decisiones cruciales más allá del manejo de los dirigentes nacionales, explicó.
La crisis indígena estalló el viernes y sábado últimos con choques entre nativos y la policía, con saldo oficial de 25 uniformados y nueve indígenas muertos, en la nororiental Bagua.
El episodio de Bagua se enmarca en una huelga que se mantiene por más de 50 días de los nativos amazónicos, que piden se deroguen leyes que, consideran, amenazan su supervivencia y permitirían el ingreso de empresas transnacionales a su territorio.

EN DEFENSA DE LOS PUEBLOS AMAZÓNICOS

No era el APRA el que se proclamaba adalid de Indoamérica? Al menos, el vocablo y su sustentación, no del todo cuestionables, fueron autoría de su célebre fundador. Pues hete aquí que el gobierno aprista de Lima ha arremetido manu militari contra los pueblos indios de la Amazonia y provocado una matanza atroz de nativos y policías. Los indígenas reclaman el derecho a la autodeterminación, a sus territorios ancestrales y a ser consultados sobre el uso de los recursos naturales que albergan, a defender el medio ambiente y al reconocimiento de su identidad, demandas consagradas en el derecho internacional y plasmadas en las nuevas constituciones de Bolivia, Ecuador y Venezuela. La Amazonia peruana ocupa más de la mitad del territorio nacional y es ubérrima en biodiversidad, recursos hídricos y forestales, hidrocarburos y minerales. Al defenderla de la codicia del capital los nativos prestan un servicio invaluable a Perú y a la humanidad.
Los 56 pueblos amazónicos peruanos poseen una depurada cultura forjada en milenios de relación con la selva tropical. De ella surgió su eficaz estrategia de supervivencia apoyada en la horticultura, la caza, la pesca y la recolección. Su sofisticado e insustituible conocimiento de la flora y la fauna constituye un referente obligado de cualquier proyecto de desarrollo en la Amazonia. No se oponen al progreso, pero sí a que en nombre de éste se les prive de sus derechos y se agreda a la naturaleza, puesto que lo conceptúan desde una perspectiva solidaria, antagónica a la “occidental”, avariciosa y racista de la oligarquía limeña. Como muchos otros pueblos indígenas rechazan la propiedad privada de la tierra y batallan por no ser sacrificados al dios mercado, más voraz aún por la monumental crisis capitalista.
Los pueblos awajum y wampis, predominantes en Bagua, donde el gobierno lanzó el ataque, son indomables y no pudieron ser reducidos por la Conquista ni por los gamonales caucheros de la república colonialista. Junto con los demás pueblos de la selva enfrentan una coalición de intereses imperialistas cuyos operadores locales son de una ceguera política inaudita. Cómo será, que el neoliberal diario El Comercio, vocero del proyecto de entregar la Amazonia al capital trasnacional, se vio forzado a acusar al presidente Alan García y al Congreso de no propiciar el diálogo con los nativos. El gobierno culpa a Bolivia y Venezuela del conflicto como si los indígenas no fueran capaces de concebir y defender un proyecto de vida propio.
Los pueblos amazónicos en su resistencia han creado complejas formas organizativas muy democráticas y desarrollado un liderazgo con sólidas convicciones, inspiradas en el conocimiento ancestral, pero también en una formación política contemporánea. Este esfuerzo marcó un hito hace tres décadas con la fundación de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep), que ha demostrado capacidad de sostener prolongadas jornadas de lucha, espíritu de diálogo con el gobierno y prudencia, pero también gran determinación.
Cuando el Ejecutivo emitió en 2008 decretos que abrían las puertas a la explotación petrolera y depredación salvaje de la selva por las trasnacionales, la Aidesep convocó protestas durante agosto y septiembre, que obligaron al Congreso a derogar uno de ellos y comprometerse a revisar dos más. Pero pasaron los meses y ni el Legislativo ni el Ejecutivo mostraron el menor interés en solucionar el conflicto. El primer ministro dialogaba con la dirigencia indígena, pero desde posiciones intransigentes. Al ver que tampoco el Parlamento cumplía su compromiso, los indígenas decretaron el 9 de abril de ese año un paro en la selva que continuaba el 6 de junio cuando la multitud que mantenía cortada la carretera transamazónica fue agredida por un gran contingente policial apoyado por helicópteros. Asesinados aproximadamente 25 de sus filas, los nativos ripostaron con los medios a su alcance, ocasionando dos decenas de muertos a los agentes.
Un misionero jesuita que convivió con los awajum y wampis escribió: “son siempre pacíficos y buenos amigos cuando se les respeta y no se abusa de ellos y ante la menor injusticia y abuso… se rebelan enseguida…” Así lo confirman numerosas crónicas ignoradas por García y su gabinete, cuya renuncia por este crimen exigen decenas de organizaciones de Perú que han llamado a una Jornada Nacional de Protesta.
De: Angel Guerra